Han pasado 30 años de la desaparición más extraña jamás vivida según la Interpol, y es que después de 30 años aún sigue siendo un misterio imposible de explicar. Much@s de vosotros habréis oído hablar de Juan Pedro, o como se le conoció por aquel entonces, el niño de Somosierra. Después de tantos años y ninguna explicación lógica y muchas suposiciones me gustaría volver a reconstruir los hechos que tuvieron lugar aquel día.

24 de Junio de 1986, Juan Pedro tan sólo tiene 10 años y recién acabado el colegio y gracias a su excelentes notas su padre Andrés, decide premiarle con una excursión. Juan Pedro podría acompañar a su padre en su viaje de trabajo, llevando también a su mujer.somosierra1--644x362 No era la primera vez que Juan Pedro acompañaba a su padre en un viaje de trabajo pero sí la primera vez que lo hacía con carga tan peligrosa. La carga contenía nada más y nada menos que 18 toneladas de ácido sulfúrico que tenían que ser transportadas desde Cartagena a Bilbao.

Gracias al tacógrafo del camión se pudo reconstruir los hechos. Durante el viaje, Andrés hace tres paradas, la primera fue en La venta del Olivo, un restaurante, la segunda en una gasolinera y la tercera y última se paran y desayunan. Allí el camarero que los atiende es la última persona que verá a la familia con vida. Familia 01

Según las declaraciones del camarero afirmó que la familia desayunó durante 15-20 minutos y después se marcharon.

Emprendieron ya su viaje hacia la subida al puerto de Somosierra , donde el tacógrafo grabó 12 paradas en 23 minutos, algo inusual. Tardaron 1 hora y 23 minutos en cubrir una zona inferior a 50 kilómetros. Estas paradas tenían una duración de unos 10 segundos lo que alimenta lo extraño de este viaje. Podría haberse justificado a causa del tráfico pero ese día no había atascos. Otra hipótesis que se barajó para explicar las inusuales paradas es que hubiera un vehículo delante impidiendo el paso al camión y obligándole repetidas veces a parar el camión. Una vez que alcanza la cumbre el camión se precipita a 140 km/h por la vertiente del puerto hasta que se estrella, chocando con otros camiones y dejando huellas de frenada, muriendo los padres en el acto. Se descartó un fallo de frenos ya que Andrés acababa de pasar una revisión completa del camión.

La guardia civil tardó 10 horas en sacar los cuerpos de Carmen y Andrés, padres de Juan Pedro, ya que la cabina había quedado totalmente aplastada por la cisterna del camión, y debido a la peligrosidad del ácido sulfúrico que se derramó la tarea se alargó demasiado . No había ni rastro de Juan Pedro. Ni tampoco lo buscaron ya que nadie sabía que un niño también viajaba en la cabina del camión hasta que sus abuelos dieron la voz de alarma. Se encontró cintas infantiles y algunas ropas de niño, una pista que afirmar que alguna vez hubo un niño dentro de aquella cabina. Niño-Somosierra

La primera hipótesis que se barajó es que el ácido sulfúrico hubiera desintegrado por completo el cuerpo del niño, lo que científicamente se comprobó que era imposible ya que los cuerpos de los padres seguían en la cabina, y si ellos estaban, el niño también debería estarlo.(más tarde se realizó la prueba introduciendo carne animal en el ácido vertido donde se comprobó que tardó cinco días en hacer mella, sin desintegrarlo en su totalidad). También se afirmó que había materiales que un ácido no podía disolver, como dientes o botones, lo cual esa teoría quedó descartada. accidente-somosierra-U101080315953UH--620x349@abc

Aquí viene la parte más interesante, y es la parte en la que los testigos del accidente empiezan a hablar.Unos  pastores afirmaron ver una furgoneta Nissan Vanette de color blanco que se había detenido al lado del camión siniestrado. De la furgoneta bajaron dos personas, hombre y mujer de lo cual se especuló que eran un matrimonio, de aspecto nórdico, el hombre portaba bigote y pelo largo. Ambos vestían de blanco, como si fueran sanitarios. La mujer se acercó a un hombre con las piernas rotas para interesarse por su estado, afirmando que era enfermera. El hombre sacó un bulto de la cabina o cisterna y se lo llevó. No parece descabellado la idea de pensar que la mujer usó una táctica de distracción mientras el otro ocupante de la furgoneta se llevara el bulto. Tal fue la prisa luego que los dos desaparecieron del lugar a toda prisa casi llevándose un herido por delante.

Sin embargo ¿era posible acercarse a los restos del camión a pesar de la humareda tóxica procedente del vertido y que fue necesario neutralizar con cal viva? De hecho, «varios bomberos y guardias civiles sufrieron quemaduras por los efectos que produce el ácido en contacto con el aire«, porque nadie les había explicado lo que era el óleum ( ácido sulfúrico fumante es un ácido que contiene varias composiciones de trióxido de azufre en ácido sulfúrico, también se hace referencia algunas veces más específicamente al ácido pirosulfúrico o ácido disulfúrico. Generalmente, este ácido es anhidro y puede presentar una concentración cercana al 100% debido a sus moléculas de SO3 presentes. El término oleum se le da, debido a su consistencia aceitosa y color café oscuro).

Lo más inquietante viene ahora. O quizá una de las más inquietantes ya que todo este caso está envuelto en un halo de misterio. Tres de los testigos de aquel lugar fallecieron poco después, uno en un accidente de tráfico con choque frontal, y dos más por atropello. Una de las miles de «casualidades» que presenta la vida.

Pero sigamos investigando la desaparición de Juan Pedro. ¿Qué hipótesis se barajaron más? He de destacar que en la cabina sólo se encontró una gomilla de una zapatilla que pertenecía a Juan Pedro. La hipótesis menos inconsistente que se barajó fue que los padres lanzaron al niño por la ventanilla ante la llegada del peligro inminente, por lo que cayó en alguna zanja, barranco, de vegetación abundante y que por eso no se pudo localizar y fue devorado por animales. Esta teoría aparte de absurda no tiene ni pies ni cabeza ya que tampoco se encontraron los huesos del niño en la batida que hicieron por la sierra en un radio de 30 km.

Pero la familia mantenía dos hipótesis más: que el niño fue secuestrado en la última parada de 20 segundos que hizo el camión o bien que el rapto se produjera cuando el niño salió despedido de la cabina del camión y después fuera asesinado. Familiares del niño reprodujeron el trayecto seguido por el trailer accidentado siguiendo la misma ruta en otro camión, a raíz de lo cual, y según afirma Juan Rada -ex director de El Caso-, empezaron a recibir amenazas para que no siguieran investigando.

Se desmontó lo que quedó del vehículo prácticamente pieza a pieza y se trasladó a un depósito de Cartagena. Un año después, se descubrieron restos de heroína en una «caleta» (hueco) del camión.

La familia denunció entonces que Andrés llevaba semanas recibiendo amenazas de unas supuestas mafias que le exigían que trabajara para ellos como transportista de droga. Y que el hecho de que el niño acompañara a sus padres pudo responder más a un intento del matrimonio de protegerle llevándolo consigo que a un premio escolar. Coincidía esa hipótesis con que la cisterna no fuera propiedad de los Martínez Gómez. No eran más que supuestos e indicios, pero ninguna prueba. También aparte de las dos personas que salieron de aquella furgoneta blanca, afirman los testigos que había otra tercera persona, de edad avanzada esperando dentro del coche.

Queda aún más pistas. La pista de la autoescuela. Veamos de qué se trata y que relación tiene con el incidente.

Los guardias contaron incluso con el testimonio del dueño de una autoescuela del centro de Madrid que, en 1987, aseguró que una anciana ciega iraní entró en su negocio preguntando por la ubicación de la Embajada de Estados Unidos. La acompañaba, a modo de lazarillo, un niño de 10 u 11 años, que hablaba con acento parecido al andaluz y parecía desorientado.

El encargado del establecimiento juró y perjuró que el crío era Juan Pedro y que la invidente podría ser la mujer mayor que esperaba en la Nissan Vanette apuntada por unos testigos en el lugar del siniestro, pero nada se supo de esa pista. Ni de ninguna otra.

Unos de los misterios más raros e inexplicables de Europa, y es que hoy en día Juan Pedro Martínez podría tener 40 años, podría estar en otro país, con otra nacionalidad diferente, con otra vida, podría estar vivo, o no. Nuevamente la realidad supera a la ficción.

Os dejo una entrevista a los abuelos del niño, en el programa ¿Quién sabe dónde? del año 1992. Interesante vídeo que merece la pena ver.